Esta pregunta la he tenido en mi cabeza a lo largo de los años, especialmente cada vez que me propongo iniciar un proyecto nuevo. ¿Por dónde arranco? ¿Qué debo hacer primero? ¿Soy lo suficientemente capaz para llevar a cabo esta idea? Tantas dudas y tantas inquietudes, que muchas veces nos paralizan y no nos permiten avanzar por temor al "qué dirán" o "¿y con qué se come eso?", entre otras frases tÃpicas más que nos lanza desaforadamente LA LOCA DE LA AZOTEA. SÃ, asà como se lee, porque asà llamo a la mente; esa voz constante que muchas veces se puede volver nuestro peor enemigo, inventando escenarios que creemos tan reales que nos congelamos y nos generan pánico. Un pánico absurdo, porque nada de lo que nos dice la mente es real, está sucediendo o nos está pasando.
Todos hemos tenido que lidiar con la loca de la azotea de una u otra forma. En ocasiones no le prestamos atención, muchas veces nos es útil y nos permite resolver situaciones rápidamente, pero otras veces provoca mandarla a callar y no sabemos cómo.
Mi mejor aliado en esos momentos es la respiración, esa "varita mágica" que tiene nuestro cuerpo para quitarle poder a la loca de la azotea. Por supuesto, no es fácil, como todo requiere práctica. Ningún buen mago nació sabiendo todos sus trucos, y en más de una ocasión falló queriendo usarlos. Lo mismo sucede con la respiración para calmar a la loca de la azotea. No es sencillo al comienzo, pero poco a poco se va agarrando el golpe, especialmente en casos en los que se presentan preguntas como las que comentaba al inicio: ¿Y por dónde empiezo?... Yo misma tenÃa esa duda cuando me atrevà a certificarme como profesora de yoga y al decidir sacar este blog; seguido del tÃpico "¿y ahora qué?" que a la mente le encanta repetir.
Lo bueno es que gracias al yoga, he aprendido a lidiar un poco mejor con esta loca de la azotea; cada vez nos vamos entendiendo un poco mejor y también le voy quitando el poder que tiene sobre mÃ. Falta mucho por aprender, pero ahora cada vez que se me presentan esas preguntas prefiero decir "vamos a descubrirlo", "vamos a probar por cuál camino me lleva", "lo que no sepa lo voy descubriendo, averiguando, preguntando y disfrutando del proceso". Gracias al yoga he aprendido a disfrutar del recorrido, porque de esa manera no me atormento por algo que ni siquiera sé si va a suceder y voy conociendo nuevas cosas de mÃ, aunque eso signifique fallar en el proceso.
Por eso, cuando ahora se me presentan estas preguntas decido andar y ya, reÃrme de mà misma por las ideas que se me ocurren, respirar profundo e intentarlo. Se trata de abrirse a nuevas posibilidades, abrir el pecho, mirar hacia adelante y atreverse. No permitas que tu loca de la azotea te detenga y si necesitas un aliado, aquà estoy. Toma varias respiraciones profundas y hazlo. "Abre el pecho", como decimos en Yoga, y simplemente comienza a andar...
P.D. Te dejo la postura salvaje que es atrevida, abierta, fuerte, pero vulnerable al mismo tiempo, porque al final se trata de balance...